martes, 2 de julio de 2013

Pequeña muerte

... íbamos en autobús, hablando de vacaciones, de una vecina guapa que todos los vecinos querían besar. El conductor había sido elegido entre los más diestros. Algunos entre los demás sabían hacia dónde nos dirigíamos. Estaba tranquilo.

La carretera era ancha pero al llegar al río no se acertaba su continuación. El conductor giró a la izquierda noventa grados con la precisión de un instrumento de dibujo. Desafortunadamente, entre la roca y el precipicio, ya no quedaba espacio para las ruedas de un autobús...

¡Oh, cómo precipitaba de bien! ¡Inmóvil! ¡Súbito! Otra pequeña muerte. Luz.

No hay comentarios: