Moriros queréis, mi Dios,
vuestro padre el alma os haya;
mandastes las vuestras tierras
a quien bien os agradara...
Y a mí, porque soy mujer,
no me encomendaste nada...
Calles, calles, Magdalena,
y no digas tal palabra,
que allá en mi resurreción
no te tengo yo olvidada...
San Juan de la Cruz
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